
Diálogo entre civilizaciones
El 7 de junio de 2024, la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció el 10 de junio como el Día Internacional para el Diálogo entre Civilizaciones. Esta iniciativa reconoce que los logros de las distintas civilizaciones conforman un legado común de la humanidad y subraya la importancia del diálogo como vía para preservar la paz, impulsar un desarrollo equitativo, mejorar la calidad de vida y avanzar hacia el progreso colectivo.
¿Qué entendemos por “civilización”?
El término “civilización” puede ser interpretado de distintas maneras, y a veces lleva a confusión. Para la UNESCO, se trata de una realidad plural, abierta y no jerárquica. Las civilizaciones, en esta visión, no son estructuras cerradas sino entidades moldeadas por continuos intercambios culturales, aunque conserven sus identidades particulares.
Ninguna civilización puede atribuirse la representación total de la humanidad ni pretender que posee la única visión válida sobre cómo ser una buena persona o cómo vivir inteligentemente en el mundo. Las respuestas a esas grandes cuestiones solo pueden encontrarse mediante el diálogo —o más precisamente, el polílogo— entre civilizaciones. Solo al dialogar con otras culturas, una civilización puede comprender mejor su propia identidad y revisar críticamente sus valores. Es este intercambio lo que permite mantener el respeto, la tolerancia, la dignidad y la cooperación entre pueblos de diferentes orígenes.
La importancia del diálogo en un mundo en transformación
Vivimos tiempos de gran inestabilidad y cambios constantes. La humanidad se encuentra en una etapa crucial de su historia: la falta de paz, las desigualdades en el desarrollo, la desconfianza creciente y los conflictos armados amenazan tanto la seguridad como la dignidad humana y la justicia social. En este contexto, se vuelve más evidente que nunca la necesidad de fomentar la solidaridad, el entendimiento mutuo y la cooperación global.
El diálogo entre civilizaciones representa una herramienta fundamental para eliminar prejuicios y discriminación, generar confianza y comprensión recíproca, mejorar las relaciones entre los pueblos y reforzar la unidad mundial. Este diálogo no solo impulsa el reconocimiento y la valorización de los principios universales compartidos por la humanidad, sino que también promueve la convivencia pacífica basada en el respeto mutuo. Actúa como un puente para encontrar puntos en común ante los desafíos más urgentes de nuestra era, lo cual contribuye al desarrollo, el bienestar, el progreso colectivo y la paz global.
El año 2001 fue declarado por las Naciones Unidas como Año del Diálogo entre Civilizaciones. Desde entonces, la UNESCO ha liderado múltiples conferencias y encuentros —algunos con la presencia de jefes de Estado, otros con la participación de académicos, intelectuales y responsables políticos— para fomentar el intercambio entre culturas. Este esfuerzo ha sido parte integral del trabajo de la Organización en educación, ciencia, cultura y comunicación. Como bien señala el sociólogo Edgar Morin, el verdadero diálogo exige más que la simple reunión de personas: requiere compromiso, disposición al entendimiento y apertura real al otro. A pesar de las dificultades, este camino es ineludible. Solo a través de un diálogo genuino y constante podremos superar divisiones, sanar heridas y construir un proceso de globalización más justo e inclusivo.
Preservar las lenguas indígenas es preservar la herencia común de la humanidad
Las lenguas indígenas desempeñan un papel clave en la preservación y transmisión de los saberes tradicionales de los pueblos originarios, conocimientos que han sido fundamentales para muchos de los avances que hoy benefician a la humanidad, especialmente en ámbitos como la medicina. Estos idiomas constituyen canales vivos de memoria colectiva, permitiendo que el saber pase de una generación a otra, enriqueciendo así el patrimonio cultural y científico del mundo.
La diversidad lingüística no solo refleja la riqueza de las culturas humanas, sino que es indispensable para proteger el legado compartido de la humanidad. Con la desaparición de una lengua, los pueblos indígenas pierden una parte esencial de su identidad.
¿Por qué están desapareciendo las lenguas indígenas?
Aunque existen cerca de 7.000 lenguas en el mundo, la mayoría de ellas son habladas por pueblos indígenas. Sin embargo, estas lenguas se encuentran en grave peligro de extinción. Según datos de las Naciones Unidas, más de la mitad de los idiomas del planeta podrían desaparecer para el año 2100, y la mayoría de ellos serán lenguas indígenas. Se trata de una situación alarmante, motivada por diversas causas:
- Desplazamientos forzados: los conflictos armados, las crisis políticas o los desastres naturales obligan a muchas comunidades indígenas a abandonar sus territorios ancestrales. Este desarraigo rompe la transmisión del idioma y la conexión con su entorno cultural.
- Discriminación: muchas personas indígenas han sido marginadas por hablar su lengua. Como consecuencia, muchos padres deciden no enseñarles su idioma a sus hijos para evitarles el mismo rechazo y brindarles mayores oportunidades sociales.
- Migración por razones económicas: la necesidad de buscar trabajo o mejores condiciones de vida lleva a muchas familias a abandonar sus comunidades, lo que implica el abandono de sus formas tradicionales de vida y, con ellas, de su lengua materna.
- Presión por adoptar lenguas dominantes: en muchos contextos, se percibe que para participar activamente en la vida económica, educativa y social, es imprescindible hablar la lengua dominante del país o la región.
- Falta de reconocimiento oficial: aunque existen normas internacionales que reconocen los derechos de los pueblos indígenas, en muchos países estos derechos aún no se han incorporado plenamente a la legislación nacional. La ausencia de políticas lingüísticas de protección y promoción contribuye significativamente a la desaparición de estas lenguas.
La defensa de los derechos de los pueblos indígenas se encuentra respaldada a nivel internacional por la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, adoptada en 2007. En su artículo 13, este instrumento establece que:
“Los pueblos indígenas tienen derecho a revitalizar, utilizar, fomentar y transmitir a las generaciones futuras sus historias, idiomas, tradiciones orales, filosofías, sistemas de escritura y literaturas, y a atribuir nombres a sus comunidades, lugares y personas, así como a mantenerlos.
Los Estados adoptarán medidas eficaces para asegurar la protección de ese derecho y también para asegurar que los pueblos indígenas puedan entender y hacerse entender en las actuaciones políticas, jurídicas y administrativas, proporcionando para ello, cuando sea necesario, servicios de interpretación u otros medios adecuados”.
No obstante, como ya se ha señalado, las lenguas indígenas continúan desapareciendo a un ritmo preocupante. Por ello, su preservación no solo depende del reconocimiento normativo, sino también del compromiso activo de la sociedad.
¿Qué podemos hacer para proteger las lenguas indígenas?
A pesar de los desafíos, existen experiencias positivas que demuestran que la revitalización lingüística es posible. Se necesita una acción más decidida y sostenida para garantizar la supervivencia de estas lenguas y todo el acervo cultural que representan. Entre las medidas que pueden adoptarse se encuentran incorporar las lenguas indígenas en la Administración Pública, producir y distribuir información y actividades dirigidas a poblaciones indígenas, crear centros de investigación y enseñanza de lenguas indígenas, publicar materiales en lenguas indígenas e introducir el aprendizaje de las lenguas indígenas en las escuelas, no solo en comunidades originarias, sino también como parte del patrimonio cultural nacional que merece ser valorado y conocido por toda la sociedad.
Preservar las lenguas indígenas es, en definitiva, un acto de justicia cultural, de respeto por la diversidad y de reconocimiento a los pueblos originarios como portadores de conocimientos esenciales para el presente y el futuro de la humanidad.
La traducción e interpretación como piezas clave de la diversidad cultural
El término “traducir” proviene del latín traducere, que significa “llevar de un lugar a otro”. La traducción desempeña un papel esencial en el entendimiento entre pueblos. No solo permite compartir conocimientos y experiencias, sino que también contribuye a reducir tensiones, fortalecer el diálogo y enriquecer la diversidad cultural del mundo.
La traducción puede entenderse como un proceso de mediación: en situaciones donde la comunicación se da entre grupos con diferentes niveles de poder —con un grupo dominante y otros subordinados—, la labor del traductor consiste en interpretar el mensaje de forma que facilite el entendimiento mutuo. Una traducción puede considerarse exitosa cuando el mediador lingüístico logra no solo superar las barreras del idioma, sino también tender puentes entre diferentes sistemas culturales.
El Día Internacional del Diálogo entre Civilizaciones constituye una ocasión para reflexionar sobre la riqueza de la diversidad cultural del mundo y para impulsar el respeto, la comunicación y la unidad entre los pueblos, con la aspiración de construir un mundo más interconectado y armonioso.