
Día Internacional de la Traducción
El Día Internacional de la Traducción, proclamado oficialmente por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas en 2017 mediante la Resolución A/RES/71/288, se conmemora cada 30 de septiembre con el objetivo de reconocer la labor de los profesionales de la lengua y destacar la relevancia de la traducción en el entendimiento entre los pueblos, la cooperación internacional y la construcción de paz.
Origen de la conmemoración
Se eligió el 30 de septiembre porque coincide con la festividad de San Jerónimo de Estridón, considerado el patrón de los traductores. San Jerónimo, sacerdote del siglo V, tradujo gran parte de la Biblia del griego y hebreo al latín, versión conocida como la Vulgata. Su dominio del latín, griego y hebreo, además de su labor erudita, lo convirtieron en un referente histórico de la traducción.
Si bien la ONU oficializó la celebración en 2017, la efeméride ya se conmemoraba desde 1991 por iniciativa de la Federación Internacional de Traductores (FIT), organismo que agrupa a asociaciones profesionales de más de 55 países.
La Organización de las Naciones Unidas invita a los Estados miembros y otras organizaciones internacionales, regionales, no gubernamentales y a los particulares, a celebrar esta fecha, teniendo en cuenta las prioridades nacionales, a fin de crear conciencia de la importancia de la traducción profesional.
La traducción como necesidad cultural y social
La traducción no es un simple ejercicio de sustitución lingüística, sino un acto cultural y social que permite acceder a obras literarias, científicas, técnicas y audiovisuales en diferentes lenguas. Es un mecanismo de mediación y circulación de ideas que ha acompañado a la humanidad desde la Antigüedad. Ejemplo de ello son las primeras traducciones jurídicas, como el tratado de paz entre hititas y egipcios en 1271 a.C., y la Septuaginta, traducción al griego de la Biblia hebrea realizada en Alejandría en el siglo III a. C.
En la actualidad, la traducción escrita y la interpretación oral resultan indispensables como instrumento fundamental de mediación y promoción de los idiomas. Son un contrapeso a la ignorancia, al odio y la violencia y propician la circulación de las ideas.
La traducción también desempeña un papel fundamental en la promoción de los derechos humanos. El acceso a la justicia, la educación o los servicios públicos requiere que las personas puedan expresarse y comprender en su lengua materna. Con el aumento de las migraciones, son cada vez más los países que consideran que es un derecho fundamental el acceso a los servicios públicos en una lengua que el usuario domine.
De igual forma, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible reconoce la importancia de garantizar la diversidad lingüística en la educación, especialmente en comunidades indígenas, minorías y poblaciones rurales, a fin de que logren adquirir aptitudes y conocimientos que les permitan participar en la sociedad.
De este modo, la traducción no solo es un recurso técnico o cultural, sino una inversión en equidad, inclusión y cohesión social.
Multilingüismo y Naciones Unidas
El multilingüismo es reconocido por las Naciones Unidas como un valor estratégico esencial. Los idiomas constituyen un pilar para la identidad, la educación, la integración social y el desarrollo sostenible. Además, el respeto a la diversidad cultural y lingüística se considera una condición necesaria para promover el diálogo y la cooperación internacionales.
El servicio de traducción de la ONU es uno de los más importantes del mundo, con cientos de profesionales que trabajan en Nueva York, Ginebra, Viena, Nairobi y otras sedes regionales. Sus tareas garantizan que los documentos oficiales estén disponibles en los seis idiomas oficiales de la organización (árabe, chino, español, francés, inglés y ruso), lo cual asegura la participación equitativa de todos los Estados miembros.
Formación y profesionalización del traductor
La traducción, como disciplina y profesión, ha experimentado una notable evolución en las últimas décadas. De ser considerada una actividad secundaria y casi invisible, ha pasado a ocupar un lugar central en el mundo globalizado, donde la comunicación multilingüe es indispensable en ámbitos como la política, la economía, la ciencia, la cultura y la vida cotidiana. Esta transformación ha puesto en evidencia la necesidad de fortalecer la formación y profesionalización de los traductores, dotándolos de competencias lingüísticas, tecnológicas y de gestión, así como de estructuras asociativas que respalden su trabajo y un reconocimiento académico sólido.
En primer lugar, el traductor profesional debe poseer un dominio avanzado de lenguas extranjeras y, al mismo tiempo, una profunda competencia en su lengua materna. La calidad de una traducción depende en gran medida de la capacidad de expresar con claridad, precisión y naturalidad las ideas del texto original en la lengua de llegada. Además, el traductor requiere conocimientos culturales amplios que le permitan interpretar matices, referencias y contextos socioculturales que van más allá de las palabras.
A estas competencias tradicionales se suman hoy las habilidades tecnológicas. El traductor contemporáneo trabaja en un entorno marcado por el uso de memorias de traducción, herramientas de traducción asistida por ordenador (CAT tools), software de gestión terminológica y, de manera creciente, sistemas de inteligencia artificial aplicados a la traducción automática. Saber interactuar con estas herramientas, así como evaluar críticamente sus resultados, se ha convertido en un requisito indispensable para garantizar eficiencia y calidad.
Finalmente, en un mercado laboral competitivo, los traductores necesitan competencias en gestión y emprendimiento. Muchos profesionales trabajan como autónomos, lo que implica saber negociar tarifas, administrar proyectos, cumplir plazos de entrega y mantener relaciones con clientes y agencias. La profesionalización, por tanto, no se limita a la dimensión lingüística, sino que integra también la capacidad de desenvolverse en un entorno económico y empresarial complejo.
La traducción en plena transformación
En la actualidad, la tarea de los traductores atraviesa un proceso de transformación acelerado debido a los avances tecnológicos y, en particular, a la irrupción de la inteligencia artificial (IA). Las herramientas de traducción automática, potenciadas por algoritmos de aprendizaje profundo y grandes modelos lingüísticos, han ampliado de manera sustancial el acceso a servicios multilingües. Determinadas plataformas o los sistemas de traducción neuronal permiten obtener resultados inmediatos y de calidad creciente, lo que ha convertido la traducción automática en un recurso de uso cotidiano.
No obstante, estas herramientas no sustituyen la labor del traductor humano. La IA carece de la dimensión cultural, comunicativa y creativa que caracteriza al lenguaje humano. De ahí que los profesionales de la traducción desempeñen un papel fundamental en tareas como la posedición, la revisión de textos generados automáticamente, la localización de contenidos y la adaptación de mensajes a contextos específicos.
En este nuevo escenario, el traductor se convierte en un mediador tecnológico y cultural: combina sus competencias lingüísticas con el manejo de software especializado, participa en proyectos de gestión terminológica y contribuye a garantizar la calidad y precisión de los textos en un mundo globalizado. Así, lejos de desaparecer, la profesión se diversifica y se redefine, consolidándose como una disciplina indispensable para asegurar que el progreso tecnológico no diluya la riqueza lingüística y cultural.
Conclusión
El Día Internacional de la Traducción es una ocasión para visibilizar una profesión que resulta esencial para la construcción de un mundo más justo, diverso e interconectado. La traducción es un acto de humanidad compartida que fomenta el diálogo, preserva la diversidad cultural y garantiza el ejercicio de derechos fundamentales.
En un contexto global en constante cambio, la traducción sigue siendo un puente indispensable entre lenguas y culturas, así como una herramienta para pensar y construir colectivamente el conocimiento y la paz.